Daniel Doña (Granada, 1977), comienza su carrera profesional en Granada, en salas de fiesta y de la mano de la compañía de Maite Galán.
Con apenas dieciocho años marcha a Japón durante año y medio, no sin antes llorar lo que no está escrito.
La televisión le da la primera oportunidad, pero es el Teatro Español y Lorca quien permite que lo vea un Premio Nacional de Danza como Teresa Nieto.
No le gusta que etiqueten su trabajo. Simplemente crea sensibilidades y emociones.
Comprometido con el mundo de la danza y sus integrantes piensa continuamente en las nuevas generaciones, a las que les pide paciencia.
A pesar de todos los sinsabores se considera un artista muy afortunado.
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