En Divinas Palabras, la obra teatral que ha servido de base para este trabajo coreográfico, Valle-Inclán nos presenta un muestrario de los pecados capitales, en especial la avaricia y la lujuria, encarnados en un pueblo crucificado entre lo divino y lo profano y en un ambiente de pobreza espiritual donde toda desmesura es posible.
El encuentro entre el texto de Valle-Inclán y la danza nos ha permitido extraer poesía del horror y convertir en sonrisa ese mismo horror: el esperpento
Hemos buscado hacerlo con una estética expresionista, que subraya las pasiones de los personajes y el instinto frente a la razón, todo ello en un escenario de plasticidad dramática y libertad teatral. La muerte, lo grotesco y el humor macabro, resumen una visión irónica y no tan distanciada de un mundo que cada vez se asemeja más a nuestro mundo contemporáneo.
Divinas palabras… sin palabras.